domingo, 20 de noviembre de 2016

Podar y renacer


 Las hortensias necesitaron una poda intensa, para eliminar todas o casi todas las ramas y hojas secas. Daban una pena inmensa, unos arbustos tan exuberantes, tan bellos que  Miguel decía, de ese pasillo verde, lila, azulado y rosa: La Selva. Sin embargo, el verano se encargó de trocar ese vergel en secarral, -palabra de Lara-, aunque aplicado a otro lugar.
Y este punto de perecer o casi, me lleva a las reflexiones de un monje budista, soltar y dejar ir, dejar ir toda esa maraña de ramas secas, podar y dejar la planta bajo mínimos, en la foto aún hay que volver a eliminar más, que sólo quede lo esencial para volver a la vida.
Así ha sido, tras unos pocos días de lluvia, algunas ramas tienen pequeños retoños verdes que se convertirán en hojitas, son pocas, pero las suficientes para una nueva floración, aún más fuerte y bella.
Soltar el orgullo, el sufrimiento, el apego, la rabia, el miedo. Todas esas emociones dañinas que estaban ahí de siempre y eran como las ramas secas. Podar. O meditar. Para escuchar cada día lo que la mente tiene que decir: Tu tiempo tiene fecha de caducidad y hay que aprovechar cada segundo para mantener la serenidad, la felicidad. Con paciencia, tolerancia, amabilidad, resumiendo : AMOR. 
Para florecer, -como dice Sarah Ban Breathnach- allí donde estés plantada. Y añado, todos los años de tu vida. Como las hortensias.


En la entrada del día 5, se ven las hortensias y Minni, como eran antes de sufrir los rigores estivales o los vendavales de la vida.



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