Sol y Música
A las cinco de la tarde.
Es el comienzo de un poema de Federico García Lorca, pero no me estoy refiriendo a él, no quiero saber nada de la barbarie de matar toros, después de torturarlos, por más que quieran llamarlo fiesta o arte. No.
Es domingo, a las cinco de la tarde, en la Plaza Mayor de Madrid, disfrutando de su austera, simétrica y hermosa arquitectura. Sentados frente a un cremoso capuchino, con artístico dibujo y deliciosa nata. Con el Sol proporcionándonos un calorcito que la piel agradece y si algo faltaba para completar el festín de los sentidos, comienza una melodía desde un acordeón, que inunda la plaza con su armonioso sonido. Es un momento mágico y lo mejor, es que somos conscientes de ello, así que lo guardaremos con los recuerdos bellos. Un placer inesperado y sencillo.
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