Bambi
Lleva cuatro meses con nosotros y ha tenido tiempo de comprobar que le hablamos con cariño, le damos comida y es libre de ir donde quiera. Sin embargo, no nos entiende y huye cada vez que hemos intentado acariciarla. Sí conoce su nombre y viene cuando la llamo, pero se queda a una distancia prudente, donde mi mano no puede alcalzarla. Quiso ver la casa por dentro, pero no conocía las salidas y ha estado tres días como escondida, comiendo a hurtadillas y finalmente maullando lastímeramente hasta que encontró la salida. Espero que vaya comprendiendo que puede salir y entrar cuando quiera, sólo es cuestión de aprender. Ella es muy chiquitita y bonita, tiene unos preciosos ojos azules y una lágrima marrón que quedó para siempre en su ojo derecho, recordándo lo triste que se sintió cuando murió su mamá.