viernes, 28 de septiembre de 2012

Símbolos y honores

Saliendo afuera en busca de agua, presencié el acto de arriar la bandera.
Aquel lienzo glorioso, ya agujereado por mil partes, señal de nuestra honra, que congregaba bajo sus pliegues a todos los combatientes, descendió del mástil para no izarse más. El sol se ponía en el momento de nuestra rendición e iluminó nuestra bandera con su último rayo.
¿Para qué son las guerras? ¿Por qué estos hombres no han de ser amigos?
Pero venía de improviso a cortar estas consideraciones la idea de nacionalidad
Debe haber hombres muy malos, que son los que arman las guerras para su provecho particular, bien porque son ambiciosos y quieren mandar, bien porque son avaros y anhelan ser ricos. Estos hombres malos son los que engañan a los demás, les impulsan a odiar, siembran la discordia, fomentan la envidia y aquí tienen ustedes el resultado.
Yo estoy seguro de que llegará un día en que los hombres de uno y otro lugar, se abrazaran, conviniendo todos en no formar más que una sola familia. Así pensaba yo entonces (14 años). Después de esto he vivido otros setenta y no he visto llegar ese día.
Gabrielillo en Trafalgar, Episodios Nacionales1 de
BENITO PÉREZ GALDÓS, Canarias 1843- Madrid 1920. Prolífico novelista y dramaturgo. Los Episodios Nacionales hoy serían considerados novela histórica, de las que a mí me gustan, bien documentadas y narradas de la forma más realista posible. Eso sí en la licencia novelada se pasa de prolijo y agota un poco con tanto detalle. Los párrafos que hoy he elegido, casi al pie de la letra, no necesitan comentario.

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