viernes, 15 de junio de 2012

No ver, razonar

Y siguiendo con falsas apariencias...
Sus ojos mienten. Ver las cosas con los propios ojos, no es ver la verdad. Hay que ver con los ojos del entendimiento; hay que servirse de las pequeñas células grises. Exclamó Poirot, en una de las novelas de AGATHA CHRISTIE (1890-1976) Inglaterra.
Para mí, la mejor escritora de novela policiaca de todos los tiempos, cuando terminé de leer todas, -unas ochenta, creo- lamentaba que no hubiese escrito más, porque eran una buenísima diversión y sobre todo a la hora de dormir, insuperables. Aunque busqué y encontré otras novelas y autores que también proporcionan buenos momentos, no como las suyas. Tenía ciertas reglas que no transgredió nunca: los hijos nunca mataban a los padres y viceversa, las escenas nunca eran desagradables en exceso, ni violentas. Los asesinatos tenían un móvil claro y el asesino disimulaba muy bien su condición, las cosas eran coherentes, dentro de la anómala situación, no traídos por los pelos, como en otras novelas o series de misterio. Escribía como la gran dama que era.

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