sábado, 14 de mayo de 2011

Madrid está hermoso

PERICLES, 495 a.C. excelente político griego, a quién se le atribuyen los templos de la acrópolis que actualmente conocemos y otras muchas obras de arte que se lograron gracias a su promoción como las maravillosas esculturas de Fidias y Praxíteles. Las biografías lo califican de honesto y virtuoso, que escuchaba las necesidades del pueblo e intentaba remediarlas, que potenció la economía en un entorno de cultura, sin olvidar la educación física y militar tan importante en la época. Sin embargo nadie es tan perfecto que no tenga que arrepentirse de algo, impulsó una ley para proteger los intereses atenienses por la que no podrían gozar de ciudadanía aquellos que no tuviesen madre y padre de Atenas. Luego se enamoró de Aspasia de Mileto, mujer bella y culta que según dicen le enseñó oratoria y ambos completaron su ya extensa formación. Vivieron felices hasta la muerte de Pericles -425aC.-pero sus hijos no pudieron ser ciudadanos atenienses.
Dejar hermosa la ciudad debe ser muy satisfactorio para cualquier dirigente y puede perdurar más que la trasnochada movida madrileña. Sólo hay que tener en cuenta quién termina pagando estas obras de embellecimiento de la ciudad y si realmente los ciudadanos madrileños nos lo podemos permitir. De todos modos en una gran satisfacción vivir en esta ciudad que cada día es más atractiva y estoy segura agradaría mucho al mismísimo Carlos III.

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