sábado, 7 de marzo de 2009

Para un hijo, lo mejor.

Latín o castellano, siempre amado

¿Por qué motivo odiaba la lengua griega, la que me inculcaban desde mi más tierna infancia? Hoy mismo todavía no lo comprendo claramente, pero amaba mucho la lengua latina...Y sin embargo, estos estudios elementales, fueron los que hacen posible leer cualquier clase de escrito que me cae ante los ojos y escribir lo que quiero. Además eran mejores que los estudios posteriores por los cuales me obligaban a aprender de memoria las carreras errantes de no sé qué Eneas y la muerte de Dido, que se mata por amor. Lloraba con esta clase de lecturas y me hubiera sentido consternado si me hubiesen prohibido leer a Virgilio. ¿Por qué detestaba la literatura griega, si Homero saber urdir fábulas análogas y de infinito encanto? Era la dificultad de aprender a fondo una lengua extranjera. Había aprendido sin presión ni temor las palabras latinas, sólo con observar a mi familia y nodrizas que reían y jugaban conmigo, mi espiritu por sí sólo me impulsaba a captar el sentido y expresar mis sentimientos. De ello se desprende, que esta libre curiosidad es mucho más eficaz y agradable que los castigos que me impusieron para aprender griego. Confesiones. AURELIO AGUSTÍN (San Agustín de Hipona)Numidia 354. Filósofo, teólogo, doctor de la Iglesia católica y antes que todo eso, un hombre buscando la verdad que parece encontró en la religión . Es este un sencillo párrafo del comienzo de su autobiografía ,que a los hispanohablantes nos recuerda lo difícil y necesario que nos resulta el inglés. Pero hemos tenido la suerte de aprender sin esfuerzo ese latín del siglo XXI, el español que compartimos millones de personas. ¿Cómo entender a quienes viviendo en España pretenden privar a sus hijos de tan valiosa herencia?