miércoles, 6 de febrero de 2008

¡Ah, no hay nada como quedarse en casa para estar verdaderamente cómoda! …entraba a menudo para cuidar de sus plantas o siempre que deseaba coger uno de sus libros. Allí podía refugiarse, hallando inmediato consuelo en alguna ocupación 0 con los mismos objetos de los que se veía rodeada. Sus plantas, sus libros (que se había dedicado a coleccionar con afán desde el primer momento en que pudo disponer de un chelín), su mesita escritorio, sus labores caritativas e ingeniosas... todo lo tenía allí a su alcance y cuando no se sentía en disposición de ocuparse en algo, cuando su ánimo sólo la predisponía al ensueño y a la contemplación, apenas podía mirar un objeto en aquel recinto que no suscitara en ella la evocación interesante de algún hecho ocurrido en aquel mismo sitio. Todo le era amigo . El recinto le era sumamente querido .
JANE AUSTEN 1775- 1817 , inglesa, nació en una rectoría y empezó a escribir a los quince años, narraciones deliciosas, que eran como las telenovelas de entonces (como algunas telenovelas buenas, que también las hay). Las frases anteriores corresponden a Mansfield Park de la que Vladimir Nabokov dice que es la obra de una dama y el juego de una niña. Pero de ese costurero sale una labor exquisita y artística, y esa niña posee una vena poética asombrosa y genial. Con esta crítica me va a faltar tiempo para buscar todas las novelas que aún no he leído de Jane, sin hacer trampa con las películas, pues aunque las protagonicen Hugh Grant o Gwyneth Paltrolw, no es comparable a su lectura.

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